Hay personas que ante cualquier dolor piensan de inmediato que tienen una grave enfermedad, mientras que otras ignoran por completo las alarmas que está disparando su cuerpo, pensando que sus dolencias carecen de importancia.
La línea que separa al hipocondriaco del prudente es, en ocasiones, demasiado fina. Hay estudios que indican que muchas personas han sufrido alguna vez uno de los síntomas que podría indicar la presencia de un cáncer, pero solo un pequeño porcentaje pensó que podría padecer la enfermedad, mientras que un grupo más grande ignoró por completo las alarmas y nunca acudió al médico.
Los oncólogos insisten en que la detección precoz del cáncer es la forma más efectiva para frenar su impacto. La mayoría de los cánceres pueden tratarse con eficacia si se combaten en las fases tempranas de la enfermedad, pero las complicaciones se multiplican cuando más tiempo lleve el tumor en nuestro cuerpo.
Un buen ejemplo de la importancia de encontrar cáncer temprano es el melanoma (cáncer de piel). Este cáncer de piel puede ser fácil de remover si no ha crecido profundamente en la piel. La tasa de supervivencia a 5 años (porcentaje de personas que viven al menos 5 años después del diagnóstico) para esta etapa inicial es de aproximadamente 98%. Una vez el melanoma se ha propagado a otras partes del cuerpo, la tasa de supervivencia a 5 años, baja aproximadamente 16% (American Cancer Society, 2014).
Si tiene síntomas que no desaparecen, particularmente aquellos que se consideran señales de alarma, no debe ignorarlos, debe de ir al médico y buscar ayuda.
Esté atento a estos síntomas que pueden ser indicadores generales de la presencia de cáncer:
Pérdida inexplicable de peso, de más de 5 kilos sin causa aparente.
Fiebre.
Agotamiento extremo. Cansancio sin razón aparente.
Cambios en la pigmentación de la piel, pizacón o enrojecimiento.
Problemas al defecar u orinar.
Llagas que no cicatrizan.
Manchas blancas en la lengua o en el interior de la boca.
Hemorragias o sangrados anormales.
Aparición de masas (pelotas).
Tos persistente.
Sensación permanente de llenura o dificultad al tragar.
Dolor: hay cánceres que se pueden sufrir por años sin que se sienta la más mínima molestia, pero otros, provocan dolores en las primeras fases se su desarrollo. El cáncer de los huesos o el testicular son dos ejemplos de cáncer que producen dolor al paciente en sus primeras etapas. Un dolor de cabeza que no desaparece o que no se alivia con tratamiento convencional puede ser también un síntoma de un tumor cerebral. Así como el dolor de espalda puede ser un síntoma de cáncer de colon, recto u ovario.
Los tratamientos y la atención al cáncer tienen mayores probabilidades de éxito cuando el cáncer se detecta temprano (mientras se mantiene pequeño y cuando es menos probable que se haya propagado hacia otras partes). Por ello es de vital importancia conocer los síntomas básicos y das la atención correspondiente.
Existen muchos otros signos más, en general consulte a su médico cuando sienta cambios significativos en su cuerpo; síntomas y signos anteriores no son sinónimo de cáncer, por lo que la revisión médica es vital para conocer qué los está produciendo y erradicarlos.
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