Dr. Mario Alberto Vásquez Chaves, MSc.
Los tumores del tracto digestivo se encuentran entre los más frecuentes que afectan a la población en general. El cáncer gástrico es un verdadero problema de salud pública a nivel mundial por su alta incidencia y el cáncer de colon está entre los 5 tumores más frecuentes en Costa Rica. En resumen, estos dos tumores, afectan a una gran cantidad de personas por año y representan la mayoría de los casos atendidos en servicios de Oncología Quirúrgica Digestiva.
Ante esta situación, se han hecho enormes esfuerzos por desarrollar las tecnologías para lograr detectar y diagnosticar estos tumores tempranamente. Como resultado de décadas de investigación y desarrollo se logró crear instrumentos tales como los colonoscopios y gastroscopios los cuales permiten una visualización detallada de las capas internas del estómago y del colon a fin de detectar tumores incluso en sus etapas más iniciales. El público en general debe estar informado de la disponibilidad de equipos que son verdaderas maravillas tecnológicas que permiten examinar de forma minuciosa la capa más superficial del tracto digestivo en busca de lesiones malignas o premalignas.
Hace apenas 40 años lograr visualizar directamente el interior del estómago o del colon era un sueño para los médicos de ese momento, quienes deseaban contar con las enormes posibilidades de diagnóstico temprano derivadas de esa tecnología.
En la actualidad, en la segunda década del siglo XXI, los varones técnicos para poder examinar detalladamente la capa más superficial del tracto digestivo son enormes. Al igual que las cámaras de los teléfonos celulares son cada vez más avanzadas, las cámaras de los endoscopios (las mangueras que se usan para revisar el interior del tracto digestivo) son cada vez más precisas y compactas. Existe la amplificación digital y óptica (es como ver con un microscopio la superficie del estómago o colon) y también existen diferentes tipos de luz para poder ver los vasos sanguíneos de dicha capa del tubo digestivo detectando lesiones imperceptibles, se usan pigmentos que permiten ver el acomodo de las cédulas y de la arquitectura de esta capa del tracto digestivo.
Todas estas técnicas tienen el objetivo de lograr detectar tumores del tracto digestivo de forma temprana, cuando son lesiones milimétricas y apenas evidentes al examen endoscópico. Los tumores avanzados y grandes son fáciles de diagnosticar, pero quieren de estas técnicas avanzadas para lograr realizar el proceso de biopsia en el sitio óptimo a fin de evitar un diagnóstico erróneo de la lesión. Estas herramientas tecnológicas buscan diagnosticar eficazmente tres de los tumores más frecuentes en la oncología humana, el cáncer de esófago, el cáncer gástrico y el cáncer colorrectal.
Es importante recalcar que los tumores que más posibilidades tienen de curación son aquellos detectados en las etapas iniciales. Los tumores milimétricos, tempranos y asintomáticos tienen porcentajes de curación cercanos al 95%. En estos tumores tempranos la posibilidad de que el tumor esté diseminado a ganglios linfáticos cercanos o de que exista enfermedad metastásica es muy remota. En consecuencia, los tumores tempranos del tracto digestivo no ameritan quimioterapia y se curan con la resección de la lesión tumoral. En contraste, los tumores que invaden más allá de las capas más superficiales del tubo digestivo, es decir, los tumores avanzados, requieren de quimioterapia y de cirugía que incluye la resección del tumor y de los ganglios linfáticos cercanos al tumor. Para los tumores avanzados del tracto digestivo la posibilidad de curación es más baja, pues los tumores pueden volver a aparecer en otros sitios del cuerpo a los años del tratamiento de intento curativo.
El tamizaje es realizar el examen endoscópico en poblaciones asintomáticas a fin de encontrar el tumor cuando es pequeño, asintomático y consecuentemente, curable. Para efectos prácticos, el mejor tamizaje disponible para los tumores digestivos más frecuentes es la gastrocolonoscopía. En la misma sesión se evalúa la laringe, el esófago, el estómago, el duodeno en sus primeras porciones, la totalidad del colon, el íleon distal y el recto. Esta evaluación detalla y busca detectar lesiones milimétricas, prácticamente imperceptibles. Enfermedades benignas tales como la colitis ulcerativa, la enfermedad celíaca, la úlcera pé´toca o duodenal y la esofagitis por reflujo también se pueden diagnosticar mediante estos exámenes endoscópicos.
Como beneficio adicional, lesiones premalignas (que al tiempo se transforman en tumores tempranos) se pueden diagnosticar y resecar mediante técnicas endoscópicas disponibles. Sin que el paciente lo note, durante la endoscopía es posible extirpar el precursor del tumor, evitando que el cáncer se desarrolle. En conclusión es posible afirmar que la intervención terapéutica que más impacta la posibilidad de curación de los pacientes con cáncer digestivo es el diagnóstico temprano.
Este diagnóstico temprano está al alcance de la población en general mediante una gastrocolonoscopia que permite una evaluación detallada, casi microscópica, de la capa superficial del tubo digestivo a fin de encontrar lesiones milimétricas, apenas perceptibles y asintomáticas. Idealmente el examen endoscópico debe realizarse en poblaciones asintomáticas a partir de los 40 años de edad y a intervalos de 10 años. En poblaciones de riesgo aumentado por historia familiar de cáncer digestivo, aparición de tumores en pacientes jóvenes con lesiones premalignas, identificadas en endoscopías previas o que viven en zonas geográficas de alto riesgo, es necesario individualizar los intervalos de seguimiento endoscópico. El examen endoscópico es seguro, conveniente, eficaz y realmente salva vidas al detectar tempranamente varios de los tumores más frecuentes de la población costarricense.
Referencias:
1- Karimi, P; et al. Gastric cancer: descriptive epidemiology, risk factors, screening, and prevention. Cancer Epidemiol Biomarkers Prev. 2014 May;23(5):700-13. doi:10.1158/1055-9965.EPI-13-1057. Epud 2014 Mar 11.
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